Atasco
lunes, 10 de enero de 2011
Pedazo de atasco que tengo alicatado en la cabeza. A la batalla general, vamos a llamarle, "conflicto base", de los angelotes, en mi caso escuálidos y lánguidos que pelean día y noche con el demonio de la nicotina, se ha sumado hoy la lista de la compra de asuntos laborales pendientes, no me dan los postits, oye, en una carrera desaforada hacia el treinta y uno de enero, fecha en la cual, como todo el que trabaja en una ONG sabe, se acaba el mundo conocido y lo que viene siendo el universo galáctico en su esplendor. Cuando consigo tomar aire, mientras me machaco a tés, veo que se amontonan las lecturas en mi mesilla, las muy degeneradas parecen reproducirse por esporas, sin atinar yo a resolver por dónde hincar el diente. De hecho, Mario, con su celta roncando, me mira mal desde su ventanilla porque llevo a Robert Stone de copiloto, soltándome barbaridades sobre Vietnam. Detrás llevamos a una francesa y una argentina que van echando una cabezada. A Franzen le atropellamos todos hace veinte kilómetros. Menudo atasco crepuscular.
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