De best-sellers y méritos literarios.
jueves, 29 de diciembre de 2011

Cuando un libro ha tenido éxito, la idea de que no puede ser bueno es un prejuicio tan estúpido como la convicción de que debe ser bueno. La experiencia lo demuestra constantemente: del triunfo comercial de un libro -o de su completo fracaso- no cabe deducir nada respecto a su valor literario.
La relación entre la excelencia o la pertinencia de una obra literaria y el número de sus lectores en un momento dado no es una relación causal: es un capricho imprevisible.
Simon Leys, La felicidad de los pececillos, Barcelona, Acantilado, 2011.
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