Si me quedo atrás

miércoles, 4 de enero de 2012

Se puede empezar el año de tantas formas como personas hay sobre la faz de la tierra, y suspirar por lo que acabamos de terminar y resoplar por lo que tenemos que hacer suelen ser ejercicios de una gimnasia cuasi natural. El cambio de año no es un momento más, se pongan todos como se pongan, porque el tiempo es una inmensidad que necesitamos delimitar, como dibujar con el dedo baldosas en un mar de arena. Y el fin de año es uno de eso hitos kilométricos que colocamos en nuestras carreteras. Yo marqué el año pasado uno con este blog. Me puse a escribir sobre las variadas y superfluas circunstancias que acompañan a mis lecturas para pasar el monazo del tabaco, y me descubro un año más tarde con cinco mil visitas. Teniendo en cuenta la materia prima, es más que un récord, es un milagro, porque no son mías, las mías no se cuentan, ojo. Este año debo renovar mis votos de abstinencia (del tabaco, digo), porque un adicto siempre debe mantenerse en guardia; pero sobre todo debo empezar la retahíla anual diciéndole a mi contrario que los cuarenta le sientan de miedo y que le esperaré y que si me quedo atrás... que me espere. Ya falta menos para Anoeta. 



(Aquí dejo la letra.)

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