Deborahndo NY

viernes, 23 de mayo de 2014

Foto: Deborahlibros
Hay en Nueva York dos epicentros bibliográficos para servidora. La imponente NYPL, Biblioteca Pública de Nueva York y la librería Strand. En la primera te recibe una baldosa con el testimonio de un inmigrante lituano que no tuvo oportunidad de educarse en su país y quien encontró en esa biblioteca el mundo que se le había cerrado, por lo que donó su herencia a la misma. También están, tallados en piedra, todos los benefactores, esos nombres de familias podridas de dinero que se repiten en edificios, plazas y hospitales por toda la ciudad. Lo mejor es que en la tierra del Dios del dólar esa biblioteca TIENE que ser gratuita, para uso del pueblo. Y además es preciosa. Recomiendo, además de la sala de lectura, la sala de mapas. La Strand es obscena en tamaño y en cantidad de ejemplares. Si fuese un país ya habría pedido la nacionalidad. Tiene cuatro plantas absolutamente petadas de libros y muchos a precios rebajados. También puedes ir a vender tus libros y comprarte todo el merchandaising imaginable sobre lectura que hayas podido soñar. La Forbidden Planet, en la misma acera, es un santuario del cómic y novela gráfica, pero ojo que en la Strand hay bastante del tema y más barato. La Barnes&Nobel que visitamos (es una franquicia con su propio e-reader comercializado) es una especie de FNAC de los libros. Para ver y largarse a la Strand, que es lo que hicimos. La McNally Jackson del SoHo es preciosa pero pija como ella sola, el barrio manda, y puestos a elegir, preferimos la Powerhouse Arena de Brooklyn, justo en los muelles que miran a Manhattan, con ese aire de nave industrial reconvertida que hace que quieras quedarte a pasar la tarde aunque no tengan mucho fondo. Da igual, el placer ha sido todo mío. 

Dejo repertorio fotográfico del viaje por el NY lector aquí.

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