Mi primer libro con pantalla.
domingo, 13 de febrero de 2011
Ya viene, no sé si en alguna fábrica china o en un almacén de güisconsin está mi lector electrónico esperando a que alguien lo meta en un container rumbo a una aldea del norte de Navarra. Lo de aldea va en serio porque somos unos sesenta, no nos llega para ayuntamiento. Mi contrario lo ha encargado para mi cumpleaños, no sólo porque a él le encanten los chismes electrónicos, que también, sino porque ya había visto caer mis defensas en el delicado tema del libro electrónico. Ha visto como se han desmoronado suavemente, en concreto se han diluido como lo hacen nuestras estructuras analógicas ante la erosión social de las nuevas tecnologías, lo cual no es un desgaste sino un contagio, igual que un día terminamos por desenvolver nuestro primer móvil y de la misma forma en que esta tarde he sucumbido ante una consola xbox360ºkinectdetodoslossantos, dando saltos ante una pantalla y echando piques con mi hijo de siete años. Él no tiene problemas para manejar un mando de nintendo, o de la wii, o de lo que le pongan por delante. Parece que supiera navegar por cualquier menú de forma intuitiva, casi innata. Me he asombrado ante la perspectiva de su futuro, lleno de pantallas, 3G, dispositivos wireless y puñetas del estilo. No es una opción, va a ser su impepinable mañana. Por eso paramos y ahora está echando unas cartas con su padre. Qué vertigo. Qué dificil es el equilibrio si ni siquiera ves el fondo del desfiladero. Mi primer lector de libros electrónicos y, sin forzar, mi hijo domina ya cuatro dispositivos. Sé que a él le va a parecer un rollo, sin juegos, sin 3D, ni rayos, ni Fifa11 dentro. Yo lo espero cual advenimiento envuelto en la maravilla.
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