Vacaciones imperfectas

Puede parecer nimio, aburrido, o poco transgresor, (¿y lo que me importa?) pero uno de mis placeres vacacionales, llegados a estos escaños y en este verano de guardia que me ha tocado, es quedarme hasta las dos o tres de la madrugada leyendo. Antes hubiera apurado más, pero por muy autónomo que sea mi hijo al desayunar me parece cruel no despertar hasta la una de la tarde. Se trata de usar las noches para aquello que me plazca dentro de mi universo casero: lo mismo me meto una temporada entera de Fringe entre pecho y espalda que ataco una tetralogía de fantasía épica, así, a lo "tineiger" y sin depeinarme. Y este año, que ya no fumo... (he huido de los Sanfermines como de la peste, que el demonio llama alto y fuerte por la calle en esos días) he añadido una variante sorprendente: la cerveza, esa gran amiga de mi contrario. Y es que después de diecinueve años de conocernos, madremiadelamorhermoso, he terminado sucumbiendo. Tranquilo, que para cuando vuelvas de ese destierro laboral todavía habrá un palé de birras esperándote en la cocina... saludos a Fuji-san.