Puntos de libro

Detalle de un punto de libro traído
por amiga de mi madre a quien no conozco.
Es una virguería de reproducción.
Museo de Hª Natural de Philadelphia, creo. 

O marcapáginas, como se prefiera. Tocaba escribir una entrada aquí y dar el aviso: que se me ha ido completamente la mano... ¿no crees que es "demasiao"? dijo él, mi contrario, con sus rizos y su canesú cuando le dije ayer a las 2.00 am, No te lo vas a creer, he abierto otro blog, y sacudía la cabeza con paciencia esta tarde, ya te he visto sacando fotos en el salón, ya. Pues no es masoquismo, en contra de lo que pueda parecer. Lo hago por dos motivos distintos: probar una plataforma que no conocía, Tumblr (y yo estas cosas las mido por los pies); y clasificar la colección de toda la vida. Esa que han nutrido familia y amigos con adquisiciones o creaciones propias. No he estado nunca en Kenia, ni en Nueva York, ni en China, pero algunos de ellos me han traído trocitos de esos lugares. Otros, los más especiales, son los que han hecho para mí, en cartulinas, en papeles, personas que me dieron trocitos de ellos mismos. Ahora que ha nacido el libro electrónico, que sí, atesora virtudes pero no tantas, era el momento. El momento del homenaje. También al ritual del recuerdo. Porque quien me lo ha traído se ha acordado de mí al verlo, porque no sé hasta cuando los fabricarán y yo no sé dejar de coleccionarlos.

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