Calma total
lunes, 11 de junio de 2012
Es una sensación extraña. Como flotar en una burbuja que sabes que está a punto de romperse. Ese momento calmo previo al tormenta y a la mar arbolada. Que tu puesto de trabajo y el de tus compañeras dependa de una decisión directa de dos políticos te hace salir a la calle con otra perspectiva. Más poliédrica. Que de sus voces y manos salga la orden que en un segundo convierta los servicios, el trabajo, los logros y las penurias de una ONG de medio siglo en quiebra técnica y hasta aquí llegó la riada tiene un punto sádico y almodovariano. Desde el jueves pasado hay un puñado de gente pendiente de una rueda de prensa, de una pista en el diario, de un tuit o una llamada telefónica. Ni somos los primeros ni seremos los últimos, pero es la espera lo que machaca el alma. ¿Cómo lo harán?, ¿en qué momento firmarán la sentencia?. Nadie espera a estas alturas que la justicia sea ciega, ciega ya es únicamente la entrega.
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