Culto al silencio
domingo, 8 de julio de 2012
No ha sido un empacho, ni siquiera un maratón; ha sido simplemente un akelarre silencioso de lecturas en el mejor de sus santuarios. Apuntaban seis días de descanso con paseos por la orilla de la playa y siesteos en la toalla escuchando el mar. La fotosensibilidad quiso dejarme sin previsiones y que tuviese más tiempo para la sombra: así han caído cuatro libros cuatro de la ganadería del disfrute -menos el último- en cuatro días. Culpables: las ganas de escapar y una abstinencia lectora acumulada en junio sin referentes en mi historial. Poderoso responsable ha sido el lugar. Pocos sitios se han ganado semejante veneración instantánea, empujados por un equipo de gente que se deja lo mejor de sí tras las puertas de madera del cortijo, eso son acogidas y no lo que hay por ahí. Cultivan silencio del bueno, del que ya no se encuentra, del ondulado, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia el suelo.(*)
(*) El silencio (fragmento), de F.García Lorca.
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