Crueldad

Yo pensaba que crueldad era dejar sin servicio de urgencias de oftalmología a toda Navarra un domingo de septiembre cualquiera. Creía que cruel es quitar a 75.000 niños de Madrid vacunas contra la meningitis... bueno eso no creo, afirmo, es además de una hijoputez supina. También me parecía bastante cruel quitar el transporte escolar de dos colegios públicos (éstos) y dejar a los críos que crucen la nacional como si fuera eso el tirapichón, hasta que me he encontrado a un tío que le ha dado la vuelta -menuda voltereta con flic flac- al significado. Dice Ovejero en su -imprescindible- ensayo, entre otras joyas que no me caben aquí que "La literatura realmente cruel, la que desbarata nuestras certezas [...] es elitista porque insiste en no rumiar la misma papilla que nos dan casi gratis y que nos dificulta despegar los labios, reniega de la pedagogía pero no se resigna a que no se pueda aprender nada , derriba sin saber qué construir en lugar de lo derribado, hace daño y niega después el consuelo."  También dice José que "los libros crueles son los que no nos dejan tranquilos, no nos conceden el respiro que buscamos en la lectura; todo lo contrario, aprovechan nuestro interés para colarse violentamente en nuestra casa y decirnos cosas que no les hemos preguntado, nos muestran los rincones oscuros, que lo son porque no hemos querido iluminarlos". Nota mental: el 25-S nos transmutamos en meridiano de sangre, desgracia, piel del zorro y auto de fe (*) todos en uno, frente a los parlamentos. A ver si nos leen. 

(*) Libros crueles (de crueldad de la buena) mencionados por Ovejero.