Los cuatro jinetes
domingo, 3 de marzo de 2013
Cada uno cabalga a su bola, pero juntos han dinamitado la indiferencia: de DeLillo me quedé con la obsesiva manía del mundo urbanizado de medir el tiempo. Y me ví mirando el reloj del coche, de mi muñeca, del móvil, de la tablet, del ordenador, de la pared de la oficina, de los azulejos de la cocina, del despertador. Con ese leve aperitivo llegó la apisonadora de Jelinek e hizo fosfatina cualquier pensamiento alegre que se atreviese a levantar la cabeza un milímetro siquiera, el epicentro se situó hace una semana y la onda expansiva todavía sigue estirándose cual chicle destructor. Parecía que el tercer jinete, otra amazona, podía suavizar el golpe pero la alusión a los cuarenta hasta en el título era su arma. El estocazo de gracia lo ha dado Stoner, después de una vida currando, cediendo a la presión de la jaula social, llegas a la meta y ¿qué esperabas?, ¿eh?, ¿un puñetero comité de bienvenida?. Vale, he pasado el presunto meridiano de mi vida. Me doy por enterada. Ahora a ver si Keret, Faulkner, Márai y lo que se tercie por el camino consiguen quitarme las ganas de leer únicamente folletos del super lo que queda de mes de marzo.
2 comentarios:
:D
Cuidado con Márai que es de esos que hay que leer con rotulador para ir subrayando pero que al final, inevitablemente, se queda uno marcado. ;)
Ya lo sé, ya, :-) He leído dos de él y me encanta su escritura. A ver qué pasa con este último que he pillado en la biblio... aunque creo que le voy a dar un poco más de tiempo. ¡Gracias por pasarte!.
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