A las armas

Me crié en un ambiente anti-castrense, y dicho así suena muy muy suave, creedme. Fomentado pródigamente por mi padre, quien, mira qué cosas, por otro lado mantuvo los "toques de queda" a sus hijas en fin de semana hasta que ya eran mujeres. "Lo juno no quita lo jotro", que diría él. Una vez desarrollado un criterio propio sigo sin comprender ese mundo. No entiendo la obediencia ciega, el gusto por el armamento y la disciplina férrea como valor. El sintagma "amor a la patria" será de los que menos entienda junto con "Sucesión de Fibonacci" y "un chorrotoncico de algo" (éste último es de mi madre). Con estos dos últimos y con ayuda, aún podría acercarme al significado, mientras que el primer ejemplo se me escapa del todo. No llevo bien la presencia de uniformes ni en esta frase. 

Entonces, ¿qué coño hacía yo entrando en una librería dispuesta a pagar lo que hiciese falta por leer un libro de un militar que versa sobre los entresijos del ejército español?. Esa es fácil, el autor está encerrado por escribirlo. No me digáis que no os suena la película. Lo fascinante es que está encerrado en Madrid, en 2014 y en dependencias militares, nada de centros penitenciarios. El libro lo escribió después de que sus denuncias por corrupción y prevaricación terminaran en papeleras o cajones. Eso fue lo que a mí me hizo salir disparada a leerlo. Saviano, con escolta de por vida, goza en estos momentos de más libertad. 

Voy por la página 133. No entiendo, ni intento comprender, su "amor" por la institución, ni la retahíla de valores: compañerismo, entrega, etc, etc. que defiende. Los respeto, y mucho, eso sí, porque parece ser que justamente han sido esas creencias las que le han llevado a denunciar los abusos y saqueos de dinero público por parte de la cúpula militar de este país. Leerlo y saber que el autor está encerrado por decirlo, sólo te empuja, curiosamente, a las armas. A las putas armas. 

El teniente Segura, autor de "Un paso al frente".
. Foto: vozpopuli.com