Contra el hambre y el despilfarro
domingo, 31 de mayo de 2015
Tendría que ser obligatorio para algunos. Ponerse un peto de voluntario y recoger comida en la puerta de un supermercado en un pueblo radial de Pamplona, plagado de gente trabajadora, inmigrantes, personas mayores y muchas madres con silletas. No había probado hasta ahora, pero tengo que recomendarlo, las tres horas dieron para mucho. Para alucinar con la soberbia -casi, casi desprecio- manotazo al aire incluido, de algunos que entraban como sputniks junto a nosotros. Los menos. Para flipar con la primera mujerica que se colgó de mi brazo y me dijo en voz muy baja, "pero al Opus Dei no le deis, ¿eh, michica?, que esos no lo necesitan". Tuve que sacar un diplomático y neutro Bueno, esto va a parar a quien lo necesita con sonrisa; pero la que me puso a prueba fue otra mujer quien, al abordarla, me dio como certificado de vacunación contra el sarao Je suis français y me hizo desempolvar mi francés (¿?) en 0.2 segundos, que venía a traducirse "pues de esta no te libras". Al acabar la parrafada comprendió y respondió en su idioma un triste Como en Francia. Que el hambre no usa pasaporte, vamos. La enorme caja de cartón se iba llenando despacio porque la mayoría donaban un kilo de algo, un bote de algo. Había bastantes No puedo con cara de angustia y algún Es que voy muy justo. Inmigrantes que apenas hablaban castellano y soltaban un kilo de macarrones o esa gitana jacarandosa que al entrar no quiso coger bolsa para donar y al salir nos acercó un kilo de arroz y a voz en cuello proclamó: ¡Sólo esto, que yo también voy de culo!. Un crío de unos 12 años nos quitó de encima sin mirarnos, con chulería, ¡No tengo edad!. Me dio rabia: Ya tienes edad para dar, copón. Y así íbamos llegando hacia las nueve de la noche cuando una chica de veintitantos nos llamó desde la caja registradora y nos dijo que menos la pizza congelada, el resto para vosotros. Fue la pizza más cara de la historia: 35€. Con las luces apagadas la última clienta del supermercado, una abuelica, quería dar dinero: Toma y coge lo que necesites, me daba. No, gracias, sólo recogemos comida. Nada de dinero. Tenía que haberlo dejado más claro: sólo recogemos vuestras ganas de ayudar y da gusto ver que son inmensas.
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